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La «crisis de los cuarenta» es un temor recurrente para cualquiera que se ve alejándose de la edad de los treinta y tantos. La Constitución española, para no ser menos, cumplirá este jueves su cuadragésimo aniversario en medio de una crisis abierta hace más de un año y que tiene como nombre Catalunya. Un momento difícil para una Carta Magna que ha perdido su atractivo entre los catalanes que no pudieron votarla en 1978 por no haber cumplido entonces los 18 años.
El barómetro del Centro d’Estudis d’Opinió de la Generalitat preguntó entre el pasado octubre y noviembre por el voto de los catalanes si se sometiera hoy a referéndum el mismo articulado. Los resultados son contundentes: dos de cada tres menores de 50 años aseguraron que votarían en contra de la Constitución, mientras que solo el 13% se mostró convencido de apoyarla. Una parte casi igual que esta última, además, se decanta por no ir a votar o meter una papeleta blanca o nula.
Estos datos, que muestran una importante desafección respecto a la ley fundamental española, no responden simplemente a una cuestión de edad, sino que muestran que en los últimos cuarenta años se habría producido un cambio sustancial en las preferencias de los votantes. Así, entre los mayores de 65 años el rechazo a la Constitución sigue ganado por mayoría clara, del 44% contrarios y solo el 24% a favor. Un dato muy diferente del que el texto fundamental cosechó en 1978, cuando el 90% de los electores catalanes votaron por el ‘sí’, con una participación que rozó el 68%.
Cuarenta años después, ese nivel de apego a la Constitución parece ciencia ficción en Catalunya, ni siquiera si se mira por partidos. Ciudadanos es la única fuerza cuyos votantes aprueban el actual texto constitucional, con un ajustado 52,8%, mientras que entre los del PP el apoyo se queda 45,5%.
La cosa se agrava en el PSC, una formación que pese a que se dice «constitucionalista» tiene más votantes contrarios a la actual ley fundamental (42%) que los que son favorables (29,9%). En el grupo de independentistas y ‘comuns’, el rechazo a la Constitución es amplísimo, con porcentajes que van del 65 al 80%.
Los datos sobre la Carta Magna rompen los esquemas políticos sobre Catalunya, ya que ninguno de los porcentajes que muestran puede adjudicarse al independentismo o soberanismo ni a sus contrarios, ni a izquierdas o derechas. Al contrario, el rechazo mostrado a la norma básica parece transversal, aunque probablamente fundamentado en diferentes razones. Solo así se explica que uno de cada cinco votantes de Ciudadanos, y uno de cada cuatro del PP, tenga previsto votar lo mismo que la mayoría de los independentistas.
Para descifrar esta cuestión, el CEO ofrece una segunda pregunta, esta vez sobre el franquismo como etapa histórica. Así, a la pregunta de si el franquismo fue un periodo «positivo, negativo o tuvo cosas positivas y negativas», el 23,5% de los votantes del PP aseguran que fue positivo, mientras que solo un tercio de los que optaron por Ciudadanos consideran lo consideran puramente negativo. Entre el resto de partidos, el rechazo es mucho más amplio, entre el 66,6% del PSC y el 94,4% de la CUP.
Junto a la aceptación de la Constitución y la opinión sobre el franquismo, el cuadro de valoraciones sobre la transición y el llamado «régimen del 78» se asienta finalmente en el rey. El CEO no ha preguntado en esta ocasión por la figura del monarca, pero si lo hace en otras ocasiones, a diferencia del CIS. En mayo pasado, por ejemplo, el instituto demoscópico catalán preguntó por la opinión sobre diversas instituciones, incluido el rey, que fue rechazado por el 80% de los encuestados y acabó convertido en la institución peor valorada.