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Llega la Champions y el Madrid se pone firme. La musiquilla les pone como motos. O eso parece. La máxima competición continental lleva meses aliviándose las penas ligueras. Ahora llega en otro mal momento del conjunto blanco provocado por el torneo doméstico. Y quiere salir del enésimo traspié de la temporada dando la cara… la cara europea. Esa que no le suele fallar, o al menos es mucho más fiable que la otra. La necesita más que nunca para levantar cabeza tras la goleada en Eibar y porque tiene que hacer los deberes en la Champions. Las dos cosas son importantes. La primera, para evitar que el efecto Solari se queme del todo tras un inicio ilusionante. La segunda, porque en la Champions no hay margen de error y un fallo te condena, bien a corto plazo en forma de eliminación -una posibilidad difícil- o bien a medio plazo siendo segundo de grupo. Aparte de que vuelva la Liga de Campeones, el equipo de Solari también se reencuentra con un rival que trae buenos recuerdos. Memorias de un día en el que el Madrid parecía que se iba a comer el mundo. Vestigios de una noche en la que parecía que todo seguiría como antes, que en realidad nada había cambiado.
El 19 de septiembre el Madrid firmaba un monumento de partido ante la Roma en la primera jornada de la Champions. El campeón empezaba la defensa del título de Kiev a lo grande, con un recital de juego ofensivo que desató la ilusión en el madridismo y en la ‘era Lopetegui’. Fue la primera gran alegría tras unos meses convulsos, en los que todo era malas noticias tras el histórico triplete. Se marchó Zidane, se fue Cristiano y se perdió el primer título de la temporada ante el Atlético. Pero a partir de ahí el equipo se fue rehaciendo, arrancó la Liga con cuatro triunfos y un empate y el partido de la Roma parecía confirmar que el Madrid cogía velocidad de crucero. Nada hacía imaginar que el Madrid se caería con todo el equipo, que lo haría de una manera tan repentina, sin altibajos. Cayó en picado.Un cambio inesperadoLa caída tras Roma resultó tan escandalosa que le costó el puesto a Lopetegui, que ya no estará hoy en el Olímpico. Desde el Espanyol, cinco derrotas, dos victorias y un empate. En la Champions, un traspié más ante el CSKA, un agónica victoria ante el Plzen y la goleada posterior a los checos en pleno efecto Solari. Un efecto que se diluyó en Eibar el pasado sábado y que ha devuelto al equipo a la incertidumbre y a la confusión. Lo hace justo visitando a la Roma, el equipo con el que mostró una majestuasidad que resultó un espejismo. La Roma sufrió un Madrid en la ida que en nada se parece al que lo visita dos meses después. Y lo hace para pelearle el liderato.Porque en la Champions el Madrid tiene deberes muy importantes que hacer. Lo primero, sellar la clasificación, que está encarrilada, pero no atada. Segundo, pelear un liderato que se antoja importante de cara a las eliminatorias por la situación que se vive en el resto de grupos, sin apenas sorpresas y con los grandes equipo colocados e la pole. Una concesión en este sentido, y la historia del año pasado podría volver a repetirse, donde tuvo al PSG como rival en octavos.
El escenario y el rival invitan a ver al Madrid de las grandes noches europeas. Un Madrid que se sacuda en su competición talismán la depresión que le acompaña en la Liga, que se ha convertido en un calvario semanal para los blancos. Eibar resultó un palo doloroso para un equipo que venía recuperando sensaciones, confianza y estabilidad en los resultados, fundamental para ir creciendo en un juego que no terminaba de recordar ni de lejos al que proyectó ante la Roma el 19 de septiembre y que invitaba a pensar otra cosa. Pero la película ha ido por otro lado, el del sufrimiento de un Madrid que no carbura y que espera que la Champions se alíe nuevamente con él para curar heridas. De la Roma a Roma con el objetivo de dar carpetazo a todo lo ocurrido y levantar nuevamente el Imperio blanco. El Olímpico es un escenario ideal para empezar a reconstruirse.Lo que tiene que decidir Solari es si esa reconstrucción pasa por tomar medidas en el once inicial tras lo ocurrido en Eibar. Si hay consecuencias tras un palo tan doloroso. Si busca caras nuevas para reactivar al equipo y si pasa factura a futbolistas que estuvieron de inicio en Ipurua. Uno de los que no estuvo en aquel once fue Isco, un jugador al que Solari todavía no le ha dado la ocasión de ser titular.