A medida que transcurren los años de vida, especialmente cuando se llega a la edad de 60 años, la capacidad de percepción del sentido del gusto se ve afectada. Ya que este sentido en comparación a los demás es un poco más complejo. Ya que las sensaciones experimentadas con él. Se logran a través de la ayuda de los demás sentidos permitiéndole entonces el deleite de las bebidas y comidas.
Este trabajo en conjunto trae consigo un sinfín de efectos adversos. El principal de ellos radica en que la pérdida de uno de ellos representaría la merma en la capacidad de gustativa. Un ejemplo claro de esta condición podemos confirmarla cuando tenemos congestión nasal. Evidentemente perdemos el gusto a los alimentos e inclusive en algunos casos perdemos el apetito. Esto puede generar también el aumento en la cantidad de alimento a ingerir.
El mecanismo de funcionamiento del sentido del gusto trabaja del siguiente modo: Comienza por la visualización del alimento de allí decidimos si deseamos ingerir o no aquello. En lo sucesivo y una vez que comenzamos a comer tanto el aroma como el sabor cambian con la finalidad de percibir los diferentes sabores que contiene el alimento. La experiencia de placer y el impacto es cada vez mayor con la mezcla de ingredientes así como la textura y temperatura.
La pérdida del gusto se agudiza debido a la degradación de la salud y la pérdida del olfato.
Degradación de los sentidos
Como se mencionó la pérdida de alguno de los sentidos es determinante para el gusto. El olfato es uno de ellos ya que a la pérdida de este no podemos detectar fácilmente los olores por ende no discriminamos que contiene el alimento a consumir. Al degradarse o disminuirse la cantidad de receptores olfatorios la pérdida de la sensibilidad del olfato se ve afectada y esto ocurre con frecuencia en personas de edad avanzada.
Otra de las razones del por qué perdemos la capacidad gustativa es asociada a los cambios en la estructura de las papilas gustativas. Ellas contienen los receptores del gusto de la lengua el paladar y la boca.
La salud y los sabores
La edad avanzada y la salud bucal ejerce mucha influencia en la pérdida del sentido del gusto. La sustitución de la dentadura por una artificial o bien conocida como postiza acarrea consecuencias negativas ya que el masticar mal los alimentos es un factor determinante en el caso expuesto. El déficit radica en la descomposición inadecuada de los alimentos lo que conlleva al poco contacto con los rectores ya mencionados.
Otro de los factores es la saliva que con los años disminuye. Al presentar esta condición el transporte de los alimentos hacia los receptores es escaso no disolviéndose además los ingredientes en su totalidad.
El ingerir medicamentos y consumir tabaco también tiene su aporte en la pérdida del sentido del gusto. Esta es una condición que se percibe en periodos de largo plazo. Ante lo descrito se puede inferir que la salud no solo juega un papel determinante a partir de los 60 años sino también en edades más cortas.