Las piscinas forman parte de nuestras vidas como una forma de relajar el cuerpo y gozar de la tranquilidad. Sin embargo, una buena piscina, como todo aquello sujeto a un resultado positivo, requiere de un mantenimiento óptimo. Y contra la acumulación de posible suciedad, nada mejor que un buen sistema de filtrado.

Mantener el placer para afianzar la tranquilidad

Gozar de una piscina es uno de los mayores placeres de la privacidad humana. Basta con tan sólo un rato chapoteando en su marea breve para sosegar el espíritu y sentir la placentera terapia acuática penetrando en cada poro. Ahora bien, como ocurre con todo aquello que fluye positivamente, una piscina requiere de un buen mantenimiento. No precisa únicamente de una correcta limpieza de las paredes y del suelo, así como de retirar hojarasca e insectos de su superficie o controlar su pH. Es también primordial instalar en ella un sistema de filtrado óptimo.

Mientras se está en una piscina, el cuerpo absorbe grandes cantidades de agua a través de la piel. Por ello, cuidar de la piscina, filtrar la microscópica suciedad que en ella aparece, es al mismo tiempo cuidar de nuestro organismo. Del mismo modo, un buen sistema de filtración para piscina repercute muy beneficiosamente al buen desempeño de todo aquello que interfiere en su mantenimiento. El filtro, a efectos prácticos, por su parte, funciona reteniendo las partículas de suciedad del agua.

No obstante, un solo dispositivo no ejerce la totalidad de la limpieza. Son precisos otros elementos más, sumando a ello sus posibles diferencias que irán determinadas según los requisitos. Los filtros y accesorios de piscina de Ferromar son una muy buena elección para dibujar el espectro de materiales para un mantenimiento perfecto. Desde casetas de filtración, válvulas y bombas e incluso cargas filtrantes y packs ahorro de filtración, Ferromar ofrece un gran catálogo de aparatos competentes con los que hacer de la piscina el paraíso líquido que es. Y es que la filtración en una piscina no es poca cosa y requiere de distintas armas.

¿Cómo funciona la filtración de una piscina?

Filtrar el agua de una piscina se consigue mediante distintos elementos que persiguen la consunción de una estricta y sana limpieza. En su proceso, el agua pasa por varios componentes de un circuito cerrado formado por una bomba y filtros. La bomba aspira el agua a través de sus tomas y la canaliza hacia un filtro donde se depurará. De este modo, el agua filtrada abandona sus partículas de suciedad en el filtro y retorna al agua general de la piscina totalmente depurada.

Cuanto al funcionamiento en profundidad de un filtro para piscinas, la arena forma parte comúnmente de la anatomía del filtro. Dado que se trata de un elemento natural con una gran capacidad de filtrar el agua, unido a su bajo coste, es el método más empleado. Dependiendo de la cantidad de suciedad según cada piscina, la arena del filtro se cambia cada 2 o 3 temporadas. Por lo que se refiere a sus variantes, puede emplearse arena, grava de sílex, hidroantracita o vidrio activo filtrante.

Respecto a sus complementos, algunas plataformas del sector como Ferromar ofrecen recambios en caso de fallo, arena y grava de sílex para renovar el filtro o casetas y armarios eléctricos con los que llevar un mayor control y protección del sistema. Con el propósito de gozar de un placentero baño en una piscina, sin peligro alguno para la salud y sin comprometer el equipo que la sustenta, es preciso atender a todo aquello que permite mantener el agua en buen estado. Y con especial atención a este punto, cabe tener en cuenta todo lo circundante al pH de una piscina.

Cuestión de pH: La importancia del potencial de hidrógeno

A muy grandes rasgos, el pH, o potencial de hidrógeno, es la medida de la acidez de una disolución, es decir, de una sustancia acuosa. A fin de no causar irritación en la piel y los ojos, o para evitar el deterioro de materiales, el promedio del pH debe mantenerse entre 7’2 y 7’6. Es importante controlar el nivel de ácido de una piscina, dado que una ausencia de control podría acarrear algunos problemas en el sistema de filtrado. Por ello, existen soluciones como los minoradores e incrementadores de pH, cuya aplicación granulada o líquida asegura un buen mantenimiento.

El pH, además, también está presente en la piel. Dado que ésta sirve como primera capa de defensa contra la nocividad externa, goza de una especie de manto ácido en su recubrimiento para repeler elementos hostiles. En caso de que la piel sufra una alteración de pH, o esté expuesta a una medida mayor a su 5.5 estándar, esta puede secarse, perder agua y dejar de reaccionar correctamente. Derivando en picor o irritación. Un factor muy a tener en cuenta, dado que incluso el sol, el humo de un cigarrillo o los productos de higiene facial pueden repercutir en su control.

Retornando a las piscinas, queda claro que los elementos a tener en cuenta para su correcto mantenimiento deben ser su sistema de filtrado y su nivel de pH. Un baño debe ser siempre el desencadenante de un relajante placer acuático, no un modo con el que correr el riesgo de fallos en la piscina, y mucho menos de perjudicar la salud del organismo. Por ello, una piscina limpia asegura una breve visita al paraíso del relax.

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Periodista
Jefe de redacción en ElPeriodico.digital