Una vez pasada la época navideña, quizás estos consejos lleguen un poco tarde, porque no se esperan grandes desplazamientos de vehículos o campañas diseñadas por la Dirección General de Tráfico para controlar desplazamientos masivos. Sin embargo, el mes de enero es una buena fecha para ofrecer estos consejos ya que los efectos más duros del invierno (nevadas, heladas y bajas temperaturas) ocurren durante los meses de enero y febrero, en pleno invierno estacional.
Los conductores y propietarios de vehículos deben ser conscientes que durante el año hay dos momentos cruciales para revisar el estado del vehículo e incluso tomar unas medidas especiales de cara a disfrutar de mayor seguridad al volante: el inicio de un largo verano en verano e invierno.
A lo largo del año, la revisión anual de los 10.000 kilómetros y la ITV (en caso de que el vehículo tenga cierta edad) son los exámenes más exhaustivos que debe superar el vehículo para poder circular con garantías, pero más allá de estos dos procesos existen una serie de pautas que aumentan el nivel de seguridad al volante.
De cara al verano, conviene haber pasado la revisión anual, haber inflado adecuadamente los neumáticos y revisado el aceite y los niveles de líquidos. En invierno, el foco debe ponerse en más detalles y actuar de manera responsable ante situaciones adversas, como lluvias fuertes, heladas o nevadas.
¿Cómo equipar el vehículo para desplazamientos en invierno?
En desplazamientos largos en invierno, además de seguir unas pautas seguras de conducción, es indispensable disponer siempre de agua y comida, incluir un cargador de móvil para el coche, tener a mano o una manta para combatir el frío de la noche y guardar algún trapo de tela o paño en color llamativo para que los equipos de rescate puedan distinguir el automóvil en caso de que sea necesario.
Estas precauciones se suman a las de viajar al menos con medio depósito de gasolina para trayectos largos si se prevé mal tiempo y adaptar la manera de conducir a las condiciones meteorológicas y del firme. Si hay poca visibilidad, las luces deben permanecer encendidas incluso de día, hay que incrementar la distancia de seguridad y no excederse con la velocidad.
Neumáticos de invierno, imprescindibles para los meses más duros
Los neumáticos son el único elemento que une el automóvil con el asfalto, por lo que son un elemento imprescindible de la seguridad activa. La lluvia, junto con el hielo y la nieve derivada de las bajas temperaturas, reducen la adherencia de los neumáticos a la carretera.
Un buen modo de ganar en fiabilidad mientras se conduce es utilizar neumáticos de invierno, especialmente si se reside en zonas con muy bajas temperaturas y donde las heladas son constantes. Las gomas de este tipo son muy efectivas para temperaturas inferiores a los 10 grados centígrados.
En caso de no utilizar neumáticos de invierno, algo que no es imprescindible si se trata únicamente de un trayecto esporádico a una zona fría, sí resulta fundamental mantener a raya los instalados en el vehículo. El dibujo de las gomas ha de ser siempre superior a los 3 milímetros y hay que evitar que haya grietas. La ley sanciona con multas económicas el uso de neumáticos desgastados.
Antes de un viaje largo en invierno es aconsejable realizarle un chequeo general al coche. En taller sevilla, especializado en chapa y pintura en Sevilla, pero donde también llevan a cabo trabajos de mecánico, pueden poner a punto el vehículo para un trayecto de esas características.
En caso de no llevar neumáticos de invierno y desplazarse por zonas heladas, en muchas carreteras es imprescindible el uso de cadenas. La DGT activa en determinados vías la obligatoriedad de circular con estos elementos, especialmente en zonas de montaña o nevadas, y ahí juega un papel importante la pericia a la hora de montarlas, para que vayan correctamente instaladas.
Revisar todo el funcionamiento del vehículo
Un último aspecto a tener bajo control es revisar todos los líquidos y componentes electrónicos del vehículo. Así, es imprescindible mantener vigilados el nivel del líquido anticongelante, el limpiaparabrisas y las escobillas, el nivel de aceite, el líquido de frenos y el estado de los discos.
El frío es también un agente que afecta a la batería, de modo que si el coche duerme en la calle, hay que llevar siempre pinzas en el vehículo. El frío descarga las baterías y si esta tiene más de tres años, es posible que comience a dar fallos.
Por último, aunque existen muchos más detalles, no está de más llevar un botiquín en el vehículo por si ocurre algún percance. En él se pueden incluir vendas, gasas, alcohol para desinfectar y, como no, una rasqueta o un quitahielos, preferiblemente de plástico, para eliminar la nieve y el hielo que se adhiere a las lunas.