El tabaco es una de esas adicciones que pueden terminar arruinando vidas, tanto en el aspecto físico como mental. El cigarrillo es conocido por provocar cáncer de pulmón, dejar este vicio puede resultar extremadamente difícil y complicado para aquellos que lo intentan.
Hay muchos programas de rehabilitación y terapias para dejar de fumar, los cuales muchas veces no resultan efectivos. Pero muchos se preguntan, ¿y si puedo fumar de una forma que no me haga daño? Este es el concepto detrás del vaper, también conocido como «cigarrillo electrónico» o «e-cig».
El vaper, como su nombre indica, genera una nube de vapor que simula el humo del tabaco tradicional. Al contener una cantidad sumamente reducida de nicotina, el efecto perjudicial de fumar es significativamente menor. Como tiene sustancias alternativas a las del cigarrillo, se reducen también las posibilidades de desarrollar cáncer.
Tan solo en la Unión Europea, unos 6 millones de fumadores han logrado reducir su consumo, gracias al uso de los vaper. Y es que el sentimiento de abstinencia es mucho menor en comparación con el cigarrillo tradicional, principalmente debido al pequeño porcentaje de nicotina que tiene el líquido del vaper.
Además, los vapers son más baratos a largo plazo, pues se pueden recargar periódicamente. En una vapeshop como Vapori se pueden adquirir los líquidos, además del dispositivo en sí, con los mejores precios del mercado. Sus amplios catálogos incluyen kits para principiantes, atomizadores, mods, sets de alquimia para crear los propios líquidos, entre muchos otros productos relacionados con el mundo del vaping.
Los vapers como alternativa al cigarrillo
El acto de fumar con vaper ha sido estudiado cautelosamente por los expertos en medicina y ciencias de la salud. Al promocionarse como una solución frente al tabaco, muchos consumidores se han preguntado si el vaping puede considerarse como una nueva adicción del siglo 21. Para responder esta duda, la ciencia ha trabajado en diversos estudios e investigaciones.
Aunque todavía es demasiado pronto para establecer una conclusión definitiva (el vaper fue creado apenas en 2003), lo cierto es que hay muchos estudios que han demostrado que el cigarrillo tradicional tiene un efecto negativo en la salud, muchísimo mayor en comparación al vaping.
Lo principal que hace al vaper una buena alternativa, es su cantidad reducida de nicotina. Esto impide que se genere una adicción intensa, pues esta sustancia es la que genera el sentimiento de incomodidad y el deseo de fumar durante los periodos de abstinencia.
Es preciso mencionar, además, que al generar el vapor mediante un líquido, no se da el proceso de la combustión. Esto ayuda a reducir la aparición de sustancias cancerígenas, evitando el daño al organismo cuando se fuma. Obviamente, depende del líquido utilizado, sin embargo, uno de buena calidad contiene una cantidad de nicotina imperceptible para el cuerpo.
El líquido también cuenta con glicerina vegetal y propilenglicol, dos sustancias seguras que ayudan a producir el vapor que entra al organismo. Lo que se busca con el uso de estos componentes, es no perjudicar a la persona durante el acto de fumar.
Por eso, fumar con vaper se presenta como una alternativa sana al cigarrillo, siempre que se haga de una forma adecuada. Incluso, puede funcionar como un aliado si lo que se busca es dejar de fumar por completo, pues es mucho menos adictivo que el tabaco.
Para aquellos que quieran ahondar más, pueden leer detalles de este estudio publicado en la revista Science, en el cual se abordan las características del vaping, su estado dentro de la comunidad médica, junto a varias investigaciones científicas basadas en todo este tema.
