La sostenibilidad en edificios, un valor y un reto para ganar en confort

etiqueta eficiencia energética

La crisis ambiental es, probablemente, el mayor reto al que se enfrenta la humanidad en el siglo XXI. La ONU advierte continuamente de los efectos del cambio climático para la habitabilidad en el planeta y el riesgo que supone no tomar medidas de calado que reduzcan de manera importante la emisión de gases de efecto invernadero, principal actor en el calentamiento del planeta.

Existen muchas actuaciones, tanto a nivel macro como a nivel micro, para reducir el consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero, pero una clara debe llegar tomando medidas de eficiencia energética en los edificios.

En España, aproximadamente el 20% de la energía que se consume se gasta en los hogares, y en este amplio porcentaje se incluyen la energía consumida en sistemas de climatización y refrigeración pero también el derroche de energía que se produce por una mala edificación, una construcción poco acorde a los actuales criterios de bioclimatización que están al alza.

La normativa europea establece que, a partir del 1 de enero de 2019, todos los edificios públicos deberán ser EECN, esto es, edificios de consumo de energía casi nulo, y dos años después, para 2021, deberían serlo todos los edificios de nueva construcción. En España estos reglamentos a nivel europeo se han venido incorporando a la legislación estatal, y buena muestra de ello son la directiva 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios o la directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética.

¿Qué retos enfrenta la sostenibilidad energética de edificios?

España, y otros muchos países en la Unión Europea están lejos de cumplir con los objetivos establecidos en cuanto a eficiencia energética, pero la labor realizada hasta el momento no es desdeñable.edificio-verde-sostenible

La rehabilitación energética para la transformación del parque inmobiliario en edificios de consumo de energía casi nulo supone un gran esfuerzo de formación y transformación, ya no solo de profesionales y otros agentes implicados en el proceso: arquitectos, promotoras, fabricantes, instaladores, e incluso la propia administración.

En este apartado es donde juegan un papel importante empresas como Cool-R, que trabaja por la eficiencia energética. Esta empresa está especializada en productos impermeabilizantes para instalar en todo tipo de edificios. Un edificio sostenible equipado con membranas impermeabilizantes protege la cubierta del sol y de agua, logrando que el techo consiga un mejor aislamiento de las cubiertas.

La etiqueta energética de los edificios, un modo de aportar valor económico

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En esta idea de conseguir edificios más sostenibles y más eficaces desde un punto de vista energético, desde hace años funciona lo que se conoce como calificación energética de los edificios.

Este sistema funciona de modo similar al etiquetado energético de electrodomésticos, de modo que las viviendas calificadas con la letra A son las más eficientes mientras que aquellos que tienen la letra G son las que más energía derrochan.

Un edificio que cuenta con la categoría más alta de eficiencia energética, clase A, se considera que consume hasta un 90% menos de energía que un edificio o vivienda catalogado con el nivel más bajo.

Hasta el momento no existe una calificación energética mínima para los edificios, pero desde el año 2007, el Código Técnico de la Edificación establece una serie de requisitos mínimos sobre aspectos relacionados con el ahorro de energía y aislamiento térmico.

¿Qué medidas pueden tomarse para mejorar la eficiencia energética de un edificio?

Existen muchas medidas que ayudan a proporcionar ahorro de energía y mejor calidad del aire. Una de ellas pasa por renovar las instalaciones térmicas, sustituir los sistemas de calefacción y aire acondicionado por otros más eficientes como sistemas que integran calderas de condensación o bomba de calor.

Otra idea es mejorar el aislamiento de la vivienda, que es lo que propone Cool-R, mediante el aislamiento térmico de fachadas, cubiertas y techos.

Si a eso le sumamos una apuesta decidida por las energías renovables: el uso de energía solar térmica para la producción de agua caliente o la utilización de sistemas de energía fotovoltaica para la generación de electricidad.

Finalmente, otra opción interesante es la de introducir sistemas de medición y control de los aparatos de climatización y ventilación, como termostatos digitales, válvulas o repartidores de costes que faciliten un funcionamiento óptimo de las instalaciones en la vivienda.

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Periodista
Jefe de redacción en ElPeriodico.digital