Las cimentaciones son una parte fundamental de cualquier estructura o edificación, ya que son las encargadas de transmitir las cargas del edificio al suelo. Es por ello que es importante elegir el tipo de cimentación adecuado para cada proyecto, teniendo en cuenta el suelo, las cargas a soportar y las condiciones climáticas y geológicas del lugar. Las cimentaciones especiales a través de las técnicas de micropilotes y resinas expansivas proporcionan estabilidad a las edificaciones, evitan daños en la estructura que suelen hacerse notorios a partir de la aparición de grietas en las paredes, muros o en columnas clave del edificio.

Algunos de los tipos de cimentaciones más comunes en las obras de construcción son:

  1. Cimentación superficial: cuando el terreno, a poca profundidad, es adecuado para cimentar. Es la más sencilla y económica
    1. Cimentación por losa: Consiste en una losa de hormigón armado que se apoya directamente sobre el suelo natural o un suelo compactado. Se utiliza en suelos con una capacidad portante media-baja. Funciona repartiendo las cargas al terreno en una superficie grande de forma que la presión transmitida resulte baja.
    2. Cimentación por zapatas aisladas: se trata de cimentar individualmente cada pilar del edificio. Como la presión transmitida al terreno es considerable, resulta adecuado en suelos de capacidad portante media-alta.
    3. Cimentación por zapatas continuas: es una variante de la anterior cuando los elementos a cimentar son lineales, como muros de carga, muros de sótano, etc.
  2. Cimentación semi-profunda: Podría considerarse una variante de la cimentación por zapatas aisladas o continuas para el caso en el que el terreno competente se encuentra a una profundidad media que puede alcanzarse mediante excavación localizada, pozos que se rellenan de un hormigón pobre sobre el que se construyen las zapatas.
  3. Cimentación profunda: es una cimentación que se apoya en capas más profundas del suelo, donde se encuentran materiales más resistentes y estables. Se utiliza en zonas donde el terreno adecuado para cimentar se encuentra a profundidades excesivas para realizar una cimentación superficial. Para ello se utilizan pilotes o micropilotes (pilotes de diámetro inferior a 30 cm) que penetran en el terreno inadecuado transmitiendo la carga del edificio por rozamiento (resistencia por fuste) y/o hasta llegar a empotrarse en el estrato adecuado (resistencia por punta).
  4. Cimentación mixta: cuando las características del terreno y/o del edificio son distintas en diferentes zonas, puede recurrirse a una combinación de los tipos de cimentación mencionados anteriormente.

Es importante tener en cuenta que el tipo de cimentación adecuado puede variar en función de muchos factores como el tipo de suelo, la carga a soportar, la altura de la estructura, las condiciones climáticas y geológicas, sismicidad, la utilidad del suelo (pavimentos industriales, aeroportuarios, carreteras, suelo habitable…) entre otros. Por ello, es fundamental contar con el asesoramiento de una compañía experta cuyos profesionales sean capaces de elegir la cimentación más adecuada para cada proyecto.

Artículo anteriorConexión Expo Med: tu empresa formando parte de la industria de la salud
Artículo siguienteEl sector del juego online en España cierra el segundo trimestre del año rebasando los 200 millones de euros
Periodista
Jefe de redacción en ElPeriodico.digital