El bloqueo del Ayuntamiento de Barcelona al Museo Hermitage en la Nueva Bocana del Port le puede costar a la ciudad una indemnización millonaria, que podría ser superior a los 150 millones de euros. El Hermitage, con un presupuesto de unos 50 millones de euros, cuenta con todas las garantías jurídicas. Es una concesión administativa que está avalada por un Plan especial urbanístico aprobado por el el pleno y hasta la fecha, el gobierno municipal no ha emitido ninguna resolución administrativa contraria al museo. «No pueden. Sería ilegal. Quieren que el proyecto muera de inanición», añaden fuentes cercanas al proyecto.
Detrás del equipamiento está la sociedad Museo Hermitage Barcelona, formada por el fondo de inversión Varia Hermitage Barcelona (80%) y Cultural Development Barcelona (20%), mercantil del empresario ruso Valery Yarolaski y del arquitecto Eugenio Ujo Pallarès. Las fuentes consultadas por Metrópoli Abierta explican que los impulsores «están llegando al límite» y que hacia finales de año se podría tomar una decisión si el Ayuntamiento sigue sin firmar el convenio con el Port de Barcelona, titular de los terrenos, para que el museo sea una realidad.
CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO A LA VISTA
Sobre la mesa hay una posibilidad muy real de que el Hermitage se pueda acabar trasladando a otra ciudad, pero que la puesta en marcha del museo en ese municipio la acabe pagando Barcelona a través de la indemnización que puede dictaminar la justicia por el contencioso-administrativo que los promotores interpondrán contra el consistorio. El gobierno de la ciudad juega a cansar a los inversores y a dilatar los plazos. Fuentes cercanas al proyecto culpan a Barcelona en Comú -concretamente a Ada Colau, Janet Sanz y Jordi Martí– y aseguran que el PSC quiere que se haga el Hermitage, pero que no va a dinamitar el gobierno por el museo. Públicamente, Jaume Collboni emplazó al Hermitage a buscar otra ubicación en Barcelona.
El Hermitage se tiene que levantar muy cerca del Hotel Vela, en unos terrenos que son propiedad del Port de Barcelona. El 27 de abril de 2018, el pleno municipal aprobó el citado Plan especial urbanístico para destinar el solar de la Nueva Bocana del Port a un equipamiento cultural y que garantiza que la propuesta cumple con todos los requisitos legales. La puesta en marcha del Hermitage depende de la firma de un convenio entre el Port y el Ayuntamiento que hasta la fecha no se ha producido. «El Ayuntamiento lo utiliza como un veto, pero lo que tiene hacer es sentarse y firmar. La potestad de la concesión es del Port», apuntan fuentes cercanas al proyecto, que valoran la negativa de Barcelona en Comú como «ideológica». También aseguran que en el expediente figura un escrito de Martí del pasado mandato, cuando era gerente municipal, en el que dice que se prosiga con la tramitación y que el convenio ya se firmará.
EL PORT DEBE OTORGAR LA CONCESIÓN
Distintos informes jurídicos subrayan que el Port, que siempre ha defendido el museo y se ha abierto a introducir cambios para desencallarlo, debe otorgar la concesión de los terrenos al Hermitage. Según las fuentes consultadas, uno de los motivos por los que no lo ha hecho hasta ahora es por lealtad institucional, pero si la Autoridad Portuaria frena el proyecto también se puede enfrentar a un contencioso-administrativo. Las fuentes cercanas al proyecto opinan que, junto al traslado del Hermitage a otra ciudad, la concesión por parte del Port es el segundo de los escenarios posibles, lo que debería permitir sacar adelante el proyecto.
Las fuentes sostienen que no hay ningún motivo real ni legal para bloquear el proyecto, que generaría 400 puestos de trabajo y tendría un retorno de unos 300 millones de euros. Y aseguran que es así porque, hasta la fecha, el Ayuntamiento no ha emitido ninguna resolución administrativa contraria. En enero de 2020, el Ayuntamiento se pronunció en contra en rueda de prensa. Lo hicieron los tenientes de alcaldía, Janez Sanz y Joan Subirats, que exhibieron cuatro informes, que costaron unos 42.000 euros, contrarios a la iniciativa. Alegaron, entre otros motivos, que el Hermitage provocaría numerosos problemas de movilidad en la Barceloneta. Pero el pronunciamiento municipal quedó allí. Desde entonces nadie se ha puesto en contacto con los promotores para decirles que no pueden hacer el museo. El Ayuntamiento tampoco ha respondido a las alegaciones presentadas por el Hermitage a un informe municipal de antes del estado de alarma en el que viene a decir que no firmaba el convenio con el Port porque el proyecto no era de interés general.
OTROS INVERSORES INTERESADOS
La negativa municipal a firmar el convenio ha hecho que otros inversores se hayan interesado por los terrenos de la Nueva Bocana del Port, La zona permite los usos comerciales y, en este caso, el Port podría dar la concesión sin necesidad de firmar un acuerdo con el Ayuntamiento. Entre los que se quieren hacer con la parcela figuran los hoteles Arts y Vela. La intención de las dos firmas pasa por levantar un gran centro comercial y un beach club, que tendría su encaje en la nueva marina pija proyectada por el Arts. También el gigante chino Alibaba, a través de Sun Art Retail, ha propuesto abrir en el solar un gran outlet parecido al de la Roca Village.
Estudios a los que ha tenido acceso Metrópoli Abierta apuntan que la puesta en marcha de un centro comercial en la zona o un beach club generaría un incremento de la movilidad en la zona de Barceloneta de un 76%, muy por encima de la mayor circulación que comportaría el Hermitage. Fuentes cercanas al proyecto alertan también del riesgo que supondría para el pequeño comercio de Ciutat Vella la apertura de un outlet o de un centro comercial en la Nueva Bocana del Port. La propia asociación de vecinos de la Barceloneta, respaldada por otras 30 entidades del barrio, está a favor de la instalación del Hermitage. «Tenemos una oportunidad única. Traería un turismo cultural y respetuoso», valora Manel Martínez, vicepresidente de la asociación vecinal. Los propios informes municipales indican que el Hermitage supondría un retorno anual en la zona de unos 29 millones de euros.