Hacía once años que Rafael Nadal y Roger Federer no coincidían en la hierba de Wimbledon. Por lo que este será el capítulo 40 de una rivalidad que apasiona, llena las gradas y se echará de menos. También ellos, donde estarán ambos emocionados por volver a encontrarse en la hierba, pero esta vez en semifinales.
Lamentablemente, desde aquella última cita, que tuvo lugar en la final de 2008. La vida les deparó caminos excluyentes. Lesiones, cuadros opuestos, derrotas antes de hora, ausencias, la edad. Ya que para ese entonces el suizo tenía casi 27 y hoy en día son casi 38. Y de los 22 a los 33 del español. Muchos partidos, victorias, derrotas y títulos después, ya no son aquellos, sino una versión evolucionada. Retroalimentada su hambre en esta impecable rivalidad. Que se ha hecho mejor el uno por el otro y que han sabido adaptarse a sus propias circunstancias y a las que obligaba el deporte. Son Federer y Nadal, en la versión del 2019.
Once años después de su última cita, la final de 2008. Los entrenadores y rivales analizan los cambios del español antes de enfrentarse a Federer en semifinales.
Francis Roig
Francis Roig, el entrenador del español, analizo que: “Este es el mejor Rafael Nadal en hierba. No quiere decir que le ganara al de 2008, pero para estar aquí necesitaba hacer cambios”. Este análisis lo hizo, basado en su crecimiento en que ni el cuerpo es el mismo ni tampoco el tenis es igual que aquel. “No podía basarse siempre en un tema de desgaste del rival y de intimidar. Hoy Rafa es mucho mejor jugador porque sabe hacer muchas más cosas, tiene más dominio en diferentes zonas de la pista y situaciones”. Un desarrollo en todas las facetas, como así explica el propio Nadal, con resultados y palabras: “Saco muy bien, resto muy bien, creo que corto y voleo mejor”.
Alberto Berasategui
Mientras que Alberto Berasategui opina que: “Más que mejorar como tal, que ya era difícil, creo que se ha readaptado al juego de Federer y de otros rivales. Para empezar, tiene más saque, más potente y juega mucho más directo. Es mucho más agresivo que antes ya que a veces se quedaba demasiado atrás esperando la pelota y ahora va él a buscarla”. Le da la razón el propio Federer, que ha tenida que lidiar y buscar soluciones a estos cambios que tantos títulos y disgustos. Le ha costado contra el español: “Tiene un saque mucho más potente y se ha vuelto un jugador mucho más rápido acabando el punto. Puede hacerte daño en cualquier superficie, es así de bueno”.
Además, considera que esta agresividad no solo la ha encontrado con una mejora en su servicio. También al resto consigue desestabilizar al rival, al que la quita tiempo para pensar. “Hace un montón de restos muy afilados, y te pone más presión porque sabes que si no consigues un buen segundo golpe fuerte o dirigido. Puede hacerte fácilmente un passing. Te hace cometer muchos más errores”, se resignaba Sam Querrey, solo una vez roto su servicio en todo el torneo hasta que Nadal se lo quebró en seis ocasiones.