Años de tradición están en peligro y los franceses están preparados para defender uno de sus mayores legados: sus más de 400 variedades de quesos que son símbolo del patrimonio culinario y representantes por excelencia del Made in France. La propuesta de la Comisión Europea sobre Envases y Residuos de Envases (PPWR), que está en debate en el Parlamento Europeo, ha causado un especial revuelo entre los productores de quesos franceses. Y con razón.
El centro de la polémica tiene que ver con el impacto que esta medida tendrá en los empaquetados tradicionales, como las distintivas cajas redondas de madera que se utilizan en Francia para empaquetar ciertas variedades de quesos, como por ejemplo, el camembert. Un envase que está vigente desde el siglo XIX y que ahora está en peligro debido a la iniciativa de la Comisión de armonizar los envases a lo largo de la UE. Esta normativa persigue que todos los envases que se utilicen en el mercado europeo puedan ser reutilizados o reciclados para el año 2030.
La propuesta ha generado un acalorado debate en Bruselas y son cada vez más las voces en contra de esta iniciativa que podría poner en peligro las tradiciones locales de los países miembros. Los opositores se han hecho oír y advierten sobre el altísimo costo de reciclar las cajas de madera, que según expresan, son la mejor alternativa al plástico. Así lo ha dejado en claro Claire Lacroix, directora ejecutiva de Lacroix, empresa que fabrica cajas para Lactalis, el líder en producción de camembert francés.
Para poner en perspectiva el impacto de este tipo de envases, como bien lo explica Lacroix, la caja ligera de madera, representa el 0.001% de los residuos de envases domésticos. Mientras que poner en marcha un sistema de clasificación y reciclaje de la madera resultaría sumamente costoso ya que sería 200 veces más caro que para el vidrio. Lo que en definitiva, iría en contra de la propia propuesta que contempla que el reciclaje de los envases debe ser económicamente rentable.
Asimismo, los fabricantes de quesos explican que este envase no es simplemente una decoración, sino que su uso tiene un sentido muy específico. Además de sus ventajas medioambientales, las cajas de cartón juegan un papel primordial en la maduración del producto y por tanto, en su sabor. A su vez, estos envases ofrecen beneficios importantes como la transpirabilidad y permeabilidad que son fundamentales para los quesos blandos.
Si bien este es específicamente el caso del envase en cuestión, estos suelen ser los beneficios que comparten muchos de los envases en general. A pesar de ello, muchos siguen siendo vistos como un elemento inútil, en lugar de ser destacados por sus importantes contribuciones a la seguridad alimentaria, al brindar protección a los consumidores y potenciar la calidad de los productos. Es por ello que resulta crucial insistir en que este papel sea reconocido y sobre todo, que sea tenido en cuenta a la hora de promover propuestas con un alcance tan importante como se espera, tenga la iniciativa que se está debatiendo en Bruselas.
“De no corregirse, la revisión del Reglamento sobre Envases y Residuos de Envases, podría convertirse en otro desastre europeo”, advirtió la Secretaria de Asuntos Europeos francesa, Laurence Boom, dejando en claro el impacto negativo de esta propuesta. El presidente de la Fundación del Patrimonio Francés, Guillaume Poitrinal, también alzó su voz en contra de la reglamentación y denunció los peligros ligados a la extrema burocracia que acabará penalizando un envase como lo es la caja de madera que es baja en carbono, ligera, biodegradable y hecha en Francia.
Lamentablemente, no es la primera vez que la UE pone en riesgo los tesoros tradicionales de un país europeo. Lo que está experimentando la industria quesera francesa ahora es algo que otros sectores tradicionales españoles y europeos ya han vivido en carne propia cuando algunos sectores interesados intentaron imponer el sistema de etiquetado nutricional Nutri-Score, un modelo francés que penaliza los productos Made in Spain como el aceite de oliva. La movilización de los sectores afectados por este modelo fue clave a la hora de frenar la adopción del polémico NutriScore en España. Una acción de este estilo es fundamental también ahora en el contexto de la propuesta de envases.
En este caso, las críticas llegaron a buen puerto y los eurodiputados franceses lograron presentar enmiendas de último minuto para proteger los envases de madera tradicionales. Sin embargo, la decisión será sometida a voto en el Parlamento.
Afortunadamente, Francia no está sola en esta batalla. Otros países miembros como Italia, también han manifestado preocupación por esta propuesta. Son muchos los que consideran que esta iniciativa ha sido influenciada por las cuestiones ideológicas y se ha alejado del objetivo de establecer un modelo real de economía circular. En lugar de poner fin a los envases de plástico, estas medidas drásticas pueden acabar siendo contraproducentes.
Lo que queda claro es que ciertas enmiendas de la propuesta de la Comisión no están bien encaminadas. Esto puede acarrear graves consecuencias, impactando negativamente en la cadena agroalimentaria europea, en los puestos de trabajo a lo largo de la UE y por ende, también en la competitividad de la región. Es por ello que los sectores afectados llaman a la coherencia y exigen que la Comisión abra los ojos antes de que sea demasiado tarde.
Las advertencias de Francia son cruciales y deben ser vista como un llamado de atención para todos aquellos que aún subestiman el impacto que tendrá esta legislación en la economía europea. Al fin y al cabo el debate ha cambiado de rumbo y la pregunta ahora es si vencerá la lógica o la ideología.