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La creación e introducción del sistema de clasificación nutricional Nutri-Score en Francia en 2017, parecía ser una respuesta bastante simple e innovadora a una problemática compleja. El NutriScore, buscaría en un principio proporcionar al consumidor información sobre la calidad nutricional de los productos, lo que respondía al propósito de la Comisión Europea de establecer un sistema de etiquetado nutricional uniforme en la UE. Sin embargo, tras su adopción en algunos países, empezaron a hacerse evidentes las fallas innegables con las que cuenta el sistema, generando así controversia en varios mercados europeos.

En España, por ejemplo, este sistema fue inicialmente promovido por el exministro de Consumo, Alberto Garzón. A partir de ese momento, su implementación voluntaria fue criticada sin cese debido a las calificaciones negativas de productos emblemáticos españoles, haciendo que muchos, incluyendo al exministro, acepten las fallas del sistema del etiquetado nutricional. Es por ello que la Comisión de Sanidad y Consumo del Senado español intervino para abordar el asunto en 2021, aprobando una moción del Grupo Parlamentario Popular para detener la implementación nacional del sistema, reconociendo así las preocupaciones expresadas y urgiendo al Gobierno a insistir ante la Comisión Europea la creación y uso de un sistema que defienda el valor nutricional real de los alimentos.

Lamentablemente, algunos fabricantes, incluyendo grandes empresas como Nestlé y Danone, continúan utilizando el NutriScore de forma voluntaria en el país, beneficiándose de las buenas calificaciones que obtienen productos estrella de sus catálogos.

A medida que las críticas se fueron propagando a lo largo de la Unión Europea, el proyecto de la Comisión Europea lanzado en el marco de la Estrategia “De la granja a la mesa”, también se fue diluyendo y al día de hoy, no hay una propuesta de etiquetado eficaz. La falta de evidencia científica y de respaldo de estudios con respecto a su implementación y su impacto en la salud, en la prevención de enfermedades y la calificación negativa de ciertos alimentos que forman parte de la dieta de muchos, ha puesto al Nutri-Score en duda.

Así lo han denunciado los más de 60 investigadores de universidades, institutos de investigación, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de centros hospitalarios de toda España firmantes del documento científico titulado “Las razones científicas de lo inapropiado del Nutri-Score para atender los problemas nutricionales del mundo actual”. Estos concluyen que “esta herramienta no ha demostrado de forma fehaciente y con garantía científica que sea beneficiosa para la salud pública, ya que no hay evidencias de que reduzca el riesgo de sufrir las enfermedades que se trata de prevenir”.

Los expertos en nutrición consideran que este sistema de etiquetado no refleja en su totalidad la calidad nutricional de los alimentos, ofreciendo a veces información confusa a los consumidores. A su vez, denuncian que el sistema penaliza sin justificación alimentos como el aceite de oliva, el queso manchego y el jamón ibérico, mientras que existen alimentos con alto contenido de azúcar, como la Coca-Cola Light, que cuentan con una mejor calificación, dificultando claramente una dieta equilibrada y saludable a quienes siguen estas recomendaciones. Así, la inconsistencia del Nutri-Score contradice los principios de dietas como la mediterránea, reconocida como un modelo ejemplar de alimentación saludable y equilibrada.

A su vez, un nuevo estudio realizado por los profesores Stephan Peters y Hans Verhagen deja claro que existe un sesgo de publicación detrás de Nutri-Score, y confirma que lo que pretende ser una herramienta para facilitar la toma de decisiones de los consumidores, no cuenta con pruebas fehacientes de que sea realmente beneficiosa para la salud pública. La ausencia de pruebas contundentes sobre la capacidad del Nutri-Score para reducir o prevenir el riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad o enfermedades cardiovasculares, genera dudas sobre su utilidad al escoger alimentos saludables.

Ante la publicación de estudios que cuestionan el Nutri-Score, la pregunta que resuena es si existen alternativas a este modelo. Precisamente, para responder a las limitaciones del Nutri-Score, científicos españoles e italianos se han puesto de acuerdo y han propuesto bases para un mejor etiquetado nutricional. El acuerdo fue sellado tras la celebración de la conferencia  Principios para la definición de etiquetas nutricionales en el frente del envase (ENFE) organizada por la Unidad de Investigación en Ciencias de la Alimentación del Departamento de Medicina Experimental de la Universidad de la Sapienza  y el Comité Nacional de Bioseguridad, Biotecnología y Ciencias de la Vida (CNBBSV). Su enfoque busca proporcionar a los consumidores información relevante sobre la calidad nutricional de los alimentos, sin caer en la simplificación de algoritmos arbitrarios que podrían impactar el aumento o disminución del consumo de ciertos productos. Según coincidieron los expertos, un sistema de etiquetado nutricional adecuado debe orientar a los consumidores hacia opciones más saludables, en vez de generar confusión con evaluaciones ambiguas o injustificadas.

El sesgo evidente en la información que respalda al Nutri-Score 1

Es esencial considerar las limitaciones evidentes de los sistemas de etiquetado nutricional como el Nutri-Score, que a menudo evalúan el valor nutricional de los alimentos mediante algoritmos poco claros, lo que frecuentemente resulta en clasificaciones incorrectas. Por esto, siempre será necesario cuestionar la fiabilidad y validez de cualquier sistema de etiquetado nutricional, tomando en cuenta toda la información nutricional de los alimentos que compramos y consumimos, así como los requerimientos nutricionales diarios de cada persona.

 

A pesar de las expectativas puestas en el sistema Nutri-Score desde su lanzamiento, de simplificar el sistema de etiquetado nutricional y facilitar la elección de los consumidores, se debe reconocer que este genera serias preocupaciones sobre su eficacia. La falta de evidencia científica, junto con las limitaciones existentes para reflejar la calidad nutricional de los alimentos, afecta su credibilidad como herramienta. Es necesario explorar alternativas más fundamentadas, que con bases científicas y el respaldo de estudios ayuden a los consumidores a tomar decisiones informadas para su alimentación y bienestar.

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Periodista
Jefe de redacción en ElPeriodico.digital