Una docente de la Universidad de Harvard en Cambridge, Estados Unidos critica el aceite de coco y los llamados “superalimentos” por sus propiedades hipotéticamente favorables, lo cual es falso. Ya que, solo se trata de productos de moda con “efectos positivos” que en realidad no están avalados por investigaciones reales.
En este sentido, el aceite de coco se ha estimado como un producto alimenticio alternativo con excelentes propiedades, aportando múltiples beneficios. Por ejemplo, en países como España e Inglaterra, cada vez crece más su demanda.
Lo cual ha sido refutado por Karin Michels, la epidemióloga de Harvard, y por ello, emprendió un debate sobre las características del aceite de coco. Así, la profesora precisó el aceite de coco como “veneno puro”, considerando que es uno de los peores alimentos que se puede utilizar. Señalando además, que solo se trata de alimentos de moda recomendados por celebridades pero que realmente no son favorables. Lo que ocurre también con la fruta açaí y las semillas de chía.
Una profesora de Harvard, Karin Michels, afirma que el aceite de coco= "puro veneno", según @LaVanguardia (https://t.co/Rbn2tnqjRa)
Opino lo mismo que @ConscienHealth: se trata de una declaración insensata e imprudente (https://t.co/fgM839S9TR).
¡Ni "superalimento" ni "veneno"! pic.twitter.com/HzOfqYDgM4— Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) August 22, 2018
Esto genera contradicciones, ya que en la web de La Masia, una marca española que vende aceite de coco, reiteran que este alimento incrementa las defensas inmunitarias. También aseguran que acelera el metabolismo, por lo que favorece el adelgazamiento. También otros medios famosos han hecho eco de los beneficios que aporta el aceite de coco, ejemplificado su uso por estrellas del cine como Angelina Jolie o Jennifer Aniston.
Lo que fue criticado por la epidemióloga, durante una conferencia realizada en julio en la Universidad de Friburgo. Sostiene que no hay ningún estudiado realizado sobre seres humanos que confirme los efectos positivos de este superalimento.
Desventajas de hacer uso del aceite de coco
En cuanto a los efectos negativos del aceite de coco, Michels explica que es un alimento peor que la manteca. Este aceite, contiene un 92% de ácidos grasos saturados y no incluye ácidos grasos esenciales. Esto puede ocasionar un bloqueo en las arterias que van al corazón y así facilitar una muerte cardiaca.
Estefanía Toledo, experta de la Universidad de Navarra en España, expresa: «El aceite de coco contiene fundamentalmente ácidos grasos saturados”. Por lo que puede aumentar considerablemente las concentraciones de colesterol HDL o colesterol bueno. Esto, no nivela el aumento de colesterol LDL o colesterol malo. Provocando así, un efecto perjudicial para la salud cardiovascular de la persona.
Además, Julio Basulto, nutricionista de la Universidad de Vic comparte la idea de Michels. Este, señala que no hay pruebas de los beneficios que atribuye el aceite de coco para la salud. Tomando en cuenta que el alto contenido de grasas saturadas de este aceite, hace sospechar los daños que puede causar para la salud.
Ante esto, Basulto promueve el uso del aceite de oliva o de girasol, ya que son productos fabricados en España. Por eso, no pierden su esencia durante el largo transporte a Europa, como sucede con el aceite de coco.
Daños que pueden causar los superalimentos
Basulto señala que uno de los peligros potenciales que pueden causar los superalimentos, se refiere al “efecto halo”. Se trata de un efecto que produce una falsa sensación de seguridad y empeora el estilo de vida de las personas. Esto ocurre, porque hay personas enfermas que abandonan sus tratamientos por creer en los falsos beneficios de los superalimentos.
Ante ello, se estima que una alimentación correcta hace que los superalimentos no sean imprescindibles. Ya que, existen suficientes alimentos con propiedades realmente beneficiosas y comprobadas, para nutrirse de forma saludable.
Sumado a esto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de Madrid, España avisa que los superalimentos no son «milagrosos» ni curan enfermedades. Los supuestos beneficios que aseguran quienes los distribuyen, solo son fruto de «estrategias de márketing o leyendas sin fundamento«.
