El hospital de Barcelona, Vall d’Hebron acaba de lograr salvar la vida a dos niñas usando un solo hígado. Esta técnica llamada ‘split’ (división en inglés) ha sido la que ha permitido salvar dos vidas en vez de una. Naroa y Roma, dos niñas con tan solo 13 años y 8 meses han sido las pacientes sometidas a dicho tratamiento. Un tipo de intervención que no ocurre con mucha frecuencia.
La técnica ‘split’ se realiza desde el 2002 en el centro. Este procedimiento consiste en dividir el hígado donado en dos partes que sean funcionales, es decir, que puedan usar las dos pacientes.
Una técnica poco común y difícil de realizar
El jefe de Servicio de Cirugía ha declarado este martes las dificultades que supone dicha intervención. Se trata de una técnica poco usada y difícil de realizar. Se han dado muchas casualidades para que el órgano donado coincidiera en tamaño al dividirse para las dos pacientes. También es importante el detalle de que estuviera a disposición del equipo encargado de la operación.
Mediante esta técnica, pueden hacerse un total de tres trasplantes a niños, pero es todavía más inusual que la propia técnica. Comúnmente se trasplanta el hígado a un adulto y un niño ya que suele ser como mejor se puede dividir el órgano.
La intervención, llevada a cabo el mes pasado, consistió en extraer el órgano de las dos pacientes mientras otro grupo de cirujanos dividía el hígado sano en dos partes funcionales. El primer trozo y de mayor tamaño se implantó en la niña mayor y el más pequeño a la más joven.
«Es un proceso complejo y de gran precisión. Los vasos deben coincidir y nada debe dificultar la unión. El hígado debe ir cerrando poco a poco mediante una malla para asegurar su acople. » Explicó Charco médico cirujano.
El médico Jesús Quintero, adjunto de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología, Apoyo Nutricional y Trasplantes Hepáticos Pediátricos ha explicado que Naora, con 13 años sufría de una enfermedad metabólica la cual le restringía a una dieta muy baja en proteínas además de un cáncer de hígado. Roma, de 8 meses y pesando menos de seis quilos, sufría una extraña enfermedad de Alagille provocándole una cirrosis hepática irreversible.
«Hablamos mucho del éxito del trasplante, de supervivencia, pero el éxito del trasplante es que los niños sean simplemente niños», ha dicho Quintero. Quien ha celebrado que ambas pacientes están entrando en la normalidad.
El donante, una parte fundamental de la ecuación
Quintero ha querido recalcar que el equipo que ha realizado tal hazaña es muy importante. Pero que sin el donante no podría haberse realizado de ninguna forma. Las niñas han sido testigos de un gran acto de altruismo por parte de la familia del donante. A partir de tener donante es cuando se puede empezar a mover el equipo para tratar de salvar a las dos menores.
Josefi, madre de Naroa, del País Vasco ha celebrado la rápida recuperación de su hija. Esta solo podía comer poco más que fruta y verdura. Su cuerpo no toleraba las proteínas. Ahora será capaz, en un corto plazo de pasar a una dieta normal y tener una vida como cualquier otra.
Vanessa, la madre de Roma, de Terrasa (Barcelona), ha manifestado su alegría al darle una segunda vida a su hija. Ha recalcado el gran cambio y mejora que ha tenido Roma tras la operación. Han desaparecido los picores, llantos y gritos que provocaban su enfermedad.